Rosados


Los Vinos Rosados

El vino rosado es aquel que se obtiene a partir de uvas tintas fermentadas después de un leve contacto con las pieles o por mezcla de variedades de uva tinta y blanca. El mosto en el vino rosado es casi siempre blanco y por lo tanto el color característico lo adquiere de la piel de la uva tinta y su intensidad colorante es escasa dado el poco tiempo de contacto con los hollejos. En consecuencia el vino rosado posee un color que oscila desde un rosado muy tenue hasta un tinto poco cargado de color. A veces también el vino rosado presenta un tono rosado con aire de piel de cebolla de color cobrizo, llamados “ blus”.
Producción

Hay tres formas de producir vino rosado: por contacto con los hollejos, por sangrado (saignée) y por mezcla.

Contacto con los hollejos


Esta técnica de producción se usa cuando el rosado es el producto primario. Consiste en aplastar uvas de hollejo tinto, permitiendo que éste quede en contacto con el mosto durante un corto periodo, típicamente dos o tres días. Entonces se prensan las uvas, y se descartan los hollejos en lugar de dejarlos en contacto durante toda la fermentación (como en el caso del tinto). Los hollejos contienen buena parte de los taninos y otros compuestos de sabor fuerte, y al retirarlos se obtiene un sabor más parecido al del vino blanco. Cuanto más tiempo se dejen los hollejos en contacto con el mosto más intenso será el color del vino resultante.

Sangrado


El rosado también pueden obtenerse como subproducto de la fermentación del vino tinto empleando una técnica conocida como sangrado (saignée). Cuando el productor desea dar más taninos y color a un tinto, puede retirarse parte del zumo rosa en una etapa temprana. El tinto que queda en las cubas se intensifica al reducirse el volumen total, y el mosto de la maceración se concentra. El zumo rosa que se sangre puede fermentarse separadamente para producir vino rosado.

Mezcla


La producción de rosado por mezcla de vino tinto y blanco es infrecuente. Este método se desaconseja en la mayoría de las regiones viticultoras, a excepción de la Champaña, e incluso en ella varios productores de alta calidad no lo emplean, prefiriendo el sangrado.

Estilos

El rosado se produce en diversos tonos, desde naranja pálido hasta un vivo casi violeta, dependiendo de la uva, los aditivos y las técnicas de producción usadas.
Históricamente el rosado era un vino seco bastante delicado, ejemplificado por el Anjou rosado del Loira. De hecho el claret original en un vino pálido (clairet) de Burdeos que probablemente hoy sería considerado un rosado. El Weißherbst es un tipo de rosado alemán hecho solo con una variedad de uva.

El vino rosado tiene la aromaticidad frutal característica de la variedad de la que proceda; es mucho más ligero que un tinto y más corpóreo y tiene más taninos que un blanco.
El vino rosado tiene una difícil adaptación óptima a platos concretos, pues la buena mesa siempre parece demandar un blanco o un tinto que se adapte a las diferentes recetas. Sin embargo el vino rosado sintoniza muy bien con gran parte de la comida mediterránea basada en platos con ajo como salsas “alioli” , pastas , además de arroces y sopas de ajo.
Vino Rosado… no es un tinto con menos color, es un vino con personalidad auténtica
Hace aproximadamente medio siglo, nadie llamaba rosados a unos vinos que estaban entre los blancos y los tintos. Existía el clarete que, dependiendo de su procedencia, variaba su intensidad de color: en Haro, resultaban tintos poco cubiertos mientras que en otras zonas eran bastante más claros como el famoso "churrillo de Burgos" hasta los "ojos de perdiz", ambos vinos españoles.

Las primeras marcas vinícola españolas que adoptaron el término "roseé" (rosado), fueron "Las Campanas" y "Reneé Barbier" en los años 50, aprovechando la fuerte popularidad del roseé de Provence y de Bearn, entre otros, para así evitarse el problema de tener que elegir varios tintos ya que como ellos decían: "un petit roseé va avec tout". Esta sentencia francesa resume de forma muy clara, el gran dilema que han venido arrastrando estos vinos: su espacio, su ubicación, "el rosadito que va con todo".

Tradicionalmente, se le ha venido considerando como "una bebida" fresca, ligera y de verano, con un consumo que abarcaba de junio a septiembre para comidas más o menos informales entre amigos. Sin embargo, esa "bebida" ha ido ganándose poco a poco la “dignidad” de "vino", como sus parientes blancos o tintos, gracias a que dentro de la cultura enológica se está posicionando y está ganando un digno lugar en las mesas.

Y es que un “rosado” no le pide nada a ninguna da las otras dos variedades, en principio porque el proceso de elaboración es similar: se emplean depósitos de acero inoxidable, control de temperaturas, limpieza total de mostos y continentes, selección de uva, control del grado alcohólico, despalillado correcto, utilización exclusiva de mosto yema, desfangado, etc. Además se están utilizando variedades de uva que generalmente se emplean para la elaboración de tintos, como la Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Pinot Noir, aunque la variedad reina siga siendo la Garnacha.

En cuanto a su elaboración, los vinos rosados procedentes de uvas rosadas son una rarísima excepción. En realidad, es un vino tinto muy claro, y sus uvas se vinifican en tinto. Incluso mejora en botella, como un tinto. Pero, la mayoría de los rosados provienen de uvas tintas (como ya se mencionó) o de la mezcla de uvas blancas y tintas, y están a medias entre una vinificación típica en blanco y una típica en tinto. Es decir, la uva prensada se encuba para que a las pocas horas comience su fermentación. A partir de este momento se vigila estrechamente la coloración que va tomando el mosto y cuando alcanza la pigmentación deseada (generalmente a las 24 ó 48 horas) se procede al sangrado o separación por gravedad de la parte sólida y de la líquida y se continúa el proceso como si se tratara de un vino blanco.

Otra forma de hacerlo es por prensado directo, que sería igual que un proceso de vinificación en blanco, lo único que lo diferencia es que el prensado se hace con uvas tintas o con la mezcla y no con uvas blancas, de este modo, el contacto con los hollejos tintos sólo se produce durante el prensado.

La primera técnica dará rosados con más cuerpo y estructura, y más intensidad de color, mientras que los segundos por su menor contacto con los hollejos serán vinos más ligeros y de tonalidades más claras.

La fermentación. La fermentación de los vinos rosados dura aproximadamente 3 semanas, a una temperatura de 16ºC a 17ºC. Es muy importante para elaborar vinos aromáticos, naturales y limpios guardar estas temperaturas, se utilizan modernos recipientes dotados de sistema de refrigeración para mantener la temperatura adecuada.

El vino rosado es un vino que debe consumirse joven. Al igual que el vino blanco, el rosado se conserva en bodega a temperaturas que no superan los 5ºC. De esta manera el vino se almacena en óptimas condiciones hasta que llegue el momento de su embotellado y posteriormente a la tienda o el restaurante.

No existe costumbre de crianza en los vinos rosados, en cambio sí existen procedimientos de largos periodos de depósito en bodega, antes de su embotellado. Ciertas variedades de uva ejercen una transformación sustancial en éste estado, otorgando a los vinos rosados que las contienen una personalidad muy acentuada.
Los vinos rosados no gozan de la reputación de los vinos tintos ni el respeto de los vinos blancos, pero su demanda, fundamentalmente en primavera y verano, les hace valedores de un lugar en bodegas y restaurantes.

Tradicionalmente se les tuvo por vinos muy del gusto de las mujeres. Nada más lejos de lo correcto. Los vinos rosados (como el resto de los vinos) no tienen sexo y son universales, es por ello que descorchar una botella de vino rosado es un acontecimiento para disfrutar en una buena compañía.

Los vinos rosados resultan ideales para refrescar el marisco, los quesos poco curados, los quesos azules, el pescado, los moluscos y todas las tapas frías del verano. Los vinos rosados tienen buen maridaje

Lo ideal es servir el vino rosado antes que los blancos y los tintos, a modo de aperitivo maridando los entrantes más ligeros. Cuando se sirve el jamón lo mejor es ofrecer vinos tintos de crianza.