Tiempo

Los años y el Vino

En muchas ocasiones nos han comentado la metáfora o el refrán de similitud hacia el vino referente a la edad, "es como el vino que cuantos más años mejor", el cual nos dice que un vino aumenta su calidad a medida que tiene más años desde su añada.


Este dicho resulta ser relativamente incierto y bajo mi parecer algo utópico, ya que si no todos los tipos de vinos del mundo se revalorizan a medida que cumplen años, y en algunas ocasiones nos encontramos verdaderos fiascos tras abrir la botella.

El vino maduro

Lo que si podemos determinar es en qué punto un vino se encuentra maduro, desde el punto de vista sensorial. Se puede definir la madurez del vino, de una forma general, como el período de tiempo en el que el vino alcanza su máxima calidad sensorial posible: mostrando un color acorde a su tipología, amplio y aromático, así como no resultar sedoso y sin aristas en boca.





Los vinos tienen tres fases de evolución:

1ª Fase - Afinamiento:

Donde la calidad aumenta en el tiempo, mostrando una pendiente mayor en vinos jóvenes o de corta crianza, y una recuperación más lenta en vinos de guarda, por eso se dice que necesitan "más botella" (años de guarda embotellados), en dicha fase el vino está recuperándose tras el embotellado, aumentando su potencial aromático, afinándose en boca, resultando menos astringente, etc. etc...

Puede oscilar desde semanas o pocos meses , para el caso de vinos jóvenes (blancos, rosados o tintos) así como tintos robles, vinos finos de jerez, o cavas jóvenes, hasta meses o incluso años en vinos con mucho tiempo de contacto añejamiento en madera.

2ª Fase - Madurez:

Es una fase estacionaria, donde la calidad se mantiene o decrece muy levemente a lo largo del tiempo, es esta fase el vino se muestra potente en nariz, de color certero acorde a su naturaleza, así como en boca sabroso, untuoso, redondo= sin aristas ni picos de astringencia (por eso se dice que le vino se redondea en botella).

La duración oscila desde pocos meses (tintos jóvenes de maceración carbónica, finos de jerez, cavas jóvenes, vinos blancos jóvenes), 1- 2 años (vino tinto joven o tinto roble, rosados jóvenes, cavas con cierta crianza en botella, etc...) hasta varias añadas:

Tinto crianza, cavas reservas: Por lo general aguantan 3-5 años.

Tinto reservas - Gran reservas, de autor, soleras de jerez: Desde 3-5 años hasta decenas de años.

3ª Fase - Senescencia:

Esta fase no debería alcanzarla el consumidor, y vuelvo a recalcar el consumidor no el "coleccionista" ya que salvando que el vino se puede beber en esta fase porque no esté estropeado, seguramente su calidad ha descendido cualitativamente, de una forma notable, recomendando haberlo bebido anteriormente.

De forma lógica los vinos jóvenes sufren una caída espectacular de calidad en corto espacio de tiempo, siendo los más sensibles incluso a que sean sensorialmente defectuosos, mientras que los vinos añejados en barricas de larga guarda presentaran una fase senil más prolongada y menos acentuada en el tiempo.

Por lo que considerando que el vino ha estado correctamente almacenado, no todos los vinos envejecen igual, y en consecuencia se deberán consumir antes o aguantar en botella más tiempo. Pero siempre tratando de alcanzar y beber un vino maduro, porque si no podía presentar oxidaciones y alteraciones de senescencia.

¿Cuánto dura el vino?

Muchos consumidores se han hecho alguna vez la pregunta de cuánto dura un vino. La respuesta ha de contener, por fuerza, muchos matices pues estamos hablando de un producto vivo, en constante evolución hasta el instante mismo de su degustación.

En las catas es muy corriente utilizar conceptos tales como "vino para consumo inmediato" o "vino para guardar". Pero, ¿qué abarca exactamente el concepto de "inmediato"? ¿Cuánto tiempo se puede guardar un vino? ¿En qué condiciones de temperatura, humedad, ventilación o aislamiento debe reposar.

Por lo general, los vinos jóvenes del año o de segundo año, sin crianza- se comercializan para ser consumidos en un corto plazo tiempo. Los blancos y los rosados más ligeros conservan sus cualidades durante el año siguiente al de la cosecha, aunque el mejor momento para degustarlos es en los primeros meses, pues paulatinamente irán perdiendo sus aromas frutales, la mayor virtud que encierran estos vinos.

Los tintos jóvenes y algunos blancos con más extracto (aquellos elaborados con maceración pelicular) o estructura, como los albariños o los ruedas, tienen una vida ligeramente más larga (dos años y poco más).

Los aromas frutales van mermándose pero dan paso a elegantes toques de evolución y alcanzan mayor suavidad. Últimamente se elaboran vinos, que podrían entrar en la categoría de jóvenes, que, gracias a haber pasado brevemente por barrica, resisten un año más en botella.

Los espumosos también conviene consumirlos pronto

A partir de la fecha del degüelle, momento en el que se eliminan los posos de la fermentación dentro de la botella, el espumoso se pone a la venta, listo ya para ser bebido. Una forma fácil de detectar cuánto tiempo lleva en el mercado es observar el tapón un cuarto de hora después de haber abierto una botella de espumoso:

Si tiene forma de seta es un buen síntoma de que ha sido taponado recientemente. Los finos y las manzanillas son vinos muy frágiles, deben consumirse en un plazo máximo de seis meses tras su embotellado debido a su alta tendencia oxidativa y su rápida evolución.

Si se abre una botella de fino o manzanilla no la deje abierta muchos días porque su calidad se deteriora a pasos agigantados.

Los vinos de mayor extracto, de elevada graduación, buena acidez, bien armados de taninos y con una permanencia larga en madera, son capaces de aguantar un prolongado período de guarda.

Para esos vinos se han seleccionado las mejores cosechas, con visos de que el tiempo mejore, ensamble y pula sus cualidades.

Por regla general:

1. Los vinos jóvenes del año o de segundo año, sin crianza se comercializan para ser consumidos en un corto plazo tiempo.

2. Los blancos y los rosados más ligeros conservan sus cualidades durante el año siguiente al de la cosecha, aunque el mejor momento para degustarlos es en los primeros meses.

3. Los tintos jóvenes y algunos blancos con más extracto o estructura, como los albariños o los, ruedas tienen una vida ligeramente más larga (dos años y poco más).

4. 4 años es el plazo medio de vida óptima para él, crianza.

5. De 8 a 10 años para los, reservas.

6. Y 15 años o más para los, grandes reservas.

Los vinos más longevos son los generosos (olorosos, amontillados, dulces, portos, sauternes, tokay...).

Su aporte oxidativo durante el prolongado envejecimiento en madera y su fortaleza alcohólica les confieren una resistencia al tiempo y al deterioro fuera de lo común.

Además de la cosecha y los métodos de elaboración y envejecimiento, hay otro elemento esencial que incide en la vida de un vino: La variedad. Uno de Tempranillo, Graciano, Cabernet Sauvignon o Merlot, evolucionará más lentamente que otro de Garnacha, Monastrell o Syrah.

¿Cuánto tiempo se puede conservar un Vino?

Fuente wikipedia
En cuanto a la evolución del vino en botella, hay que saber que es un ser vivo que cambia en un proceso de diversas reacciones químicas que no voy a poner para no dormir al personal, pero que en vista se observan fácilmente pues cambian de color, al igual que su aroma y estructura. Un vino tinto, con un color rojo brillante se puede convertir en un rojo más opaco, después adquirir un tono teja-anaranjado hasta llegar a un amarillo-ámbar. Debido al mismo proceso, el vino blanco se convierte cada vez en un amarillo más apagado, hasta que abandona el tono dorado para quedarse en un ámbar.

Si quiere conservar un vino, asegúrese que es de los que permiten ser guardados. Los vinos con mayor extracto, elevada graduación alcohólica, alta acidez y buena carga tánica son los que podrán tener un envejecimiento controlado más prolongado.



Los vinos nobles son los más aptos para el envejecimiento en botella, y el éxito está asegurado para los que tengan una graduación alcohólica superior a 12'5 grados. Los vinos de cabernet-sauvignon evolucionan hasta unos 20 años, los de pinot noir, tempranillo o merlot con 10 años es el máximo. Es por ello que los vinos tintos nobles son, por lo general, más aptos para la crianza y envejecimiento en botella.

Los tintos procedentes de zonas meridionales envejecen más rápidamente que los de las zonas norteñas. Ello está relacionado con la acidez, que en las zonas frías es bastante elevada y ayuda a conseguir una lenta y más perfecta maduración del vino en botella. Los vinos elaborados con cepas fácilmente oxidables como la garnacha, adquieren a menudo un color rojo ladrillo y tienden a desarrollar en pocos años aromas de oxidación que recuerdan a los vinos generosos.

Los vinos tintos de mayor capa, o sea, con mayor riqueza en materia colorante, suelen necesitar más tiempo para envejecer que los vinos más ligeros y con menos color. Nunca deben destinarse al envejecimiento los vinos tintos nuevos.

Por último, hay que saber cuando finaliza la conservación del vino, pues cada botella tiene su propio ritmo de maduración y evolución, pero no debe confundirse el apogeo o cenit gustativo de un vino con su presumible longevidad. El apogeo marca el momento en que el vino alcanza la exaltación de sus mejores cualidades organolépticas, mientras que la longevidad se inicia justo cuando termina su apogeo; entonces empieza a declinar y va perdiendo, con más o menos rapidez, sus cualidades vitales y la sensación de plenitud. Es por esto que este humilde servidor recomienda comprar el vino para bebérselo, dejando en almacén solamente aquellos que consideremos mejoraran con el tiempo o dejamos para una ocasión especial.